Kaido roba su poder: Capítulo de “One Piece” revela el origen de su Fruta del Diablo


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Por años, los seguidores de One Piece se preguntaron cómo el temible Kaido —esa montaña de músculos, humo y fuego azul— consiguió su poder de dragón. El misterio, que flotaba en los mares del fandom como un barco fantasma, finalmente encontró puerto. El capítulo 1162 del manga reveló la verdad: Kaido no recibió su Fruta del Diablo… la robó. Y el detalle más picante es a quién se la quitó: a Big Mom.

Sí, así como suena. En plena vorágine del incidente de God Valley, la tripulación de los Rocks Pirates —ese grupo de leyenda que reunía a monstruos como Rocks D. Xebec, Gol D. Roger y los jóvenes Linlin y Kaido— se topó con un tesoro repleto de Frutas del Diablo. Y fue ahí donde la codicia pirata habló más fuerte que la camaradería.

Charlotte Linlin, futura Big Mom, tenía la mira puesta en una Fruta Zoan mítica: la del Pez-Pez, modelo Dragón Azul. Quería dársela a su hijo Katakuri para fortalecer a su familia. Pero Kaido, con la impulsividad que lo define, no esperó ni un segundo. Golpeó a Linlin, hizo volar la fruta… y se la tragó sin dudar. En un instante, cambió su destino y el rumbo de toda la historia.


⚔️ Una traición muy pirata

Lo curioso es que la escena, aunque tiene tintes cómicos, refleja algo esencial del espíritu pirata que Oda suele retratar. Entre los Rocks, no había lealtad, solo hambre de poder. Y en esa selva de ambición, el más rápido se lleva el botín. Kaido actuó con el descaro de quien no pide permiso ni disculpas, y eso lo convirtió en el emblema perfecto de lo que es ser un verdadero pirata en One Piece: alguien que toma lo que quiere, sin mirar atrás.

Big Mom, claro, no lo olvidó. Ese rencor entre ambos marcaría su relación durante décadas. Lo que empezó como un robo terminó siendo una guerra de egos entre dos emperadores del mar.


🐲 El destino que solo Kaido podía cargar

Más allá del escándalo, el giro narrativo tiene un peso simbólico. Kaido no solo se robó una fruta: se robó un mito. Su transformación en dragón, tan ligada a la estética japonesa y al arco de Wano, parece ahora casi un acto del destino. Si Katakuri hubiese comido esa fruta, la historia de los Charlotte habría tomado otro rumbo, pero One Piece habría perdido uno de sus íconos visuales más poderosos.

El dragón que surca los cielos de Onigashima, ese monstruo que desafió al mundo y a los dioses, nació de un acto de puro instinto. Kaido no planeó su poder, lo arrebató, como hacen los verdaderos depredadores del mar.


💭 Una historia de poder, deseo y caos

La revelación también reaviva un debate que muchos fans disfrutan: ¿qué hace a un pirata “auténtico”? Mientras algunos buscan ideales —libertad, justicia o venganza—, otros, como Kaido y Linlin, solo quieren más. Más fuerza, más dominio, más infamia. En ellos no hay redención, solo la voluntad de aplastar y sobrevivir.

Y en esa esencia salvaje, One Piece recupera su corazón más clásico: el del saqueo, la codicia y la anarquía, sin romanticismos.


⚡ La chispa que faltaba

Con esta revelación, Eiichiro Oda no solo responde una vieja pregunta. Nos recuerda que su universo está vivo, lleno de ironías y destinos cruzados. Que incluso entre monstruos hay jerarquías, y que el poder —como las olas— no pertenece a nadie para siempre.

Kaido sigue siendo ese dragón trágico que quiso morir con gloria y acabó encadenado por su propia fuerza. Y Big Mom, la madre que quiso alimentar a todos, perdió su banquete más valioso por un golpe de suerte ajena.

Al final, el mundo de One Piece vuelve a enseñarnos su lección más antigua: los sueños y los poderes se roban, se pelean y se pagan caro.

Fuente: CBR

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