Con más de la mitad de los 650 diputados adjudicados, el partido liderado por Keir Starmer, quien con toda probabilidad se convertirá en el próximo primer ministro del Reino Unido, llevaba ya 257 representantes, por 49 de los conservadores del jefe de Gobierno actual, Rishi Sunak.
Por detrás de ellos, otros de los triunfadores de la noche, los liberaldemócratas habían conseguido vencer en 32 circunscripciones, especialmente en el sur de Inglaterra.
A bastante distancia aparecía una de las sorpresas de la noche, el nacionalpopulista Reform UK, encabezado por Nigel Farage, que había conseguido sus primeros cuatro diputados, entre ellos el de su líder.
A la par se ubicaba otro de los grandes damnificados de los comicios, el independentista Partido Nacional Escocés (SNP), que con solo cuatro diputados a buen seguro experimentará una fuerte caída respecto a los 48 que obtuvo en las elecciones de 2019.
Los sondeos a pie de urna prevén una enorme mayoría absoluta para Starmer, facilitada más por la caída del voto conservador que por la subida de los laboristas, debido al sistema de votación en el Reino Unido, que hace que cada circunscripción reparta un solo escaño, que va a parar al candidato más votado.
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