El legendario Hiroshi Motomiya cierra otro capítulo: Enma llega a su fin

En la industria del manga, hay nombres que no necesitan presentación. Hiroshi Motomiya, creador de obras como Salaryman Kintaro y cronista incansable del alma japonesa, acaba de cerrar otro capítulo de su prolífica carrera. El manga Enma, publicado en la revista Weekly Young Jump desde enero de este año, ha llegado a su fin con la publicación de su episodio final en el número 26 de la revista. Su único volumen recopilatorio saldrá a la venta este otoño.

Enma cuenta la historia de Ken Ōshima, un hombre aparentemente ordinario, amable, incluso afable, que esconde una misión monumental: recuperar cinco mil millones de yenes (más de 35 millones de dólares) en deudas. Desde gánsteres hasta políticos, Ken recorre un Japón donde los números y la ética chocan, pero su voluntad permanece intacta.

El manga tuvo una pausa breve en marzo, pero su regreso fue contundente, cerrando con una historia corta, dura, y, como suele hacer Motomiya, profundamente humana.

Motomiya, quien debutó como mangaka en 1965, ha convertido su carrera en una especie de mapa narrativo del Japón contemporáneo. Obras como Otoko Ippiki Gaki Daishō, Ore no Sora, Otokogi, o su monumental saga histórica Takeki Ōgon no Kuni (que retrata figuras clave de la historia japonesa como Yatarō Iwasaki o Tadataka Inō), han dejado una huella que va mucho más allá del entretenimiento.

Mientras Enma baja el telón, el autor no se detiene. En junio de 2024 lanzó Jinsei Iroiro (La vida en todos sus colores) en la revista Grand Jump. Parece que, para Motomiya, narrar la vida —con todas sus deudas, pasiones, ideales y contradicciones— es una vocación tan persistente como la de sus personajes.

Y no podemos olvidar Salaryman Kintaro, su obra más popular, que sigue viva desde 1994 y ha sido adaptada en películas, series y anime. Porque si hay algo que define a Motomiya, es su capacidad de encontrar épica en la vida del hombre común, y tragedia en los salones del poder.

Ken Ōshima, el héroe improbable de Enma, se une ahora al panteón de personajes que han dado rostro al Japón de Hiroshi Motomiya: testarudos, idealistas, imperfectos… profundamente humanos.

Fuente: ANN

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