Los toros de Villa Carmela resultaron sin trapío y descastados en general, mientras que la Monumental de Aguascalientes registró tres cuartos de entrada.
Finalizó la serie de San Marcos 2024 con pobre cómputo de bravura.
Las protestas al ganado y las generosas decisiones del palco apuntan a lo poco exigidos que estuvieron los toreros.
A pesar de ello, la estadística suma decenas de apéndices, con al menos cinco orejas, este domingo, aunque sin justificación alguna.
El peruano Andrés Roca Rey se va de México con una desafección de unos miles de aficionados. Su mejor entrada fue el jueves, su primer día. Su oreja pertenecía a un pobre astado de presencia quinto, luego de que el toro acudía cabeceando a engaños y requerimientos.
Se las tuvo el toro con el banderillero Christian Sánchez, quien dejó un gran par.
Roca Rey impuso al descastado su ley de pierna contraria escondida y distancias siderales, corrigiendo la corta trayectoria con la muñeca. Hacía repetir al animal sin moverse, pero lo citaba cada vez con el pico por ambos pitones.
El espectáculo tremendista final no gustó en los tendidos. Menos aún, la oreja tras bajonazo que recibió el peruano. El sábado fue silbado en Durango y este domingo en Aguascalientes.
Con su anterior de sorteo, Roca Rey se acopló toreando en paralelo, sin quietud, sumando lances, mayoritariamente derechazos. De afuera para dentro y de nuevo citando en la periferia de la res con las dos manos. Una caída fue suficiente para liquidar al manso. Brotaron pañuelos blancos. Sorprendentemente y cabalmente, el juez no premió la faena. Un lapsus en su tendencia triunfalista. El peruano mostró su disconformidad con la decisión del palco no atendiendo la petición de los aficionados para salir a saludar.
Por su parte, Luis David se fue a hombros por segunda vez esta feria, en esta ocasión entre muchas protestas. Su triunfo estadístico empezó con uno de pírrico brío. Paseó el Villa Carmela por la muleta alejada de Luis David, deambulando los dos por el ruedo de manera soporífera.
Las bernardinas postreras volvieron a ser recurso para ofrecer un último sorbo que endulzó los paladares de los aficionados de feria. Una estocada inapelable precedió a una oreja sin argumentos, ocasionando muchas protestas por esta decisión administrativa.
Cerró plaza el mejor presentado de la tarde, también el que metió la cabeza con más interés. La faena al paso que le ofreció Luis David no lució sus condiciones que, por otro lado, duraron poco, pues de fuerzas iba justo el toro. Hasta el matador declinó seguir intentando torear al exhausto ejemplar. Mató con una casi entera y los dos regalos del palco enfadaron a muchos aficionados.
También se llevó premio Diego Silveti, de un buriel sin trapío que doblaba a la menor exigencia de los vuelos de Silveti. Uno de gaoneras trastabilladas evidenció su debilidad de extremidades. Cierta nobleza le permitió ir con sometimiento al reclamo del diestro, quien ligó plantado, hilando con el extremo de la tela.
Tras dos series llegó el desplome del Villa Carmela. Se acabó la lidia y empezó el arrimón, pues no daba para más él abre plaza. Añadió Diego unas bernardinas finales. Recibió al matar con acierto y obtuvo un trofeo. Otro de los regalos de San Marcos 2024.
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