En una nueva investigación cuyos hallazgos se publicaron este miércoles, la citada organización exploró las compras de soja efectuadas por Cargill de cinco regiones de ese país cuyas plantaciones son gestionadas por colonias menonitas en Santa Cruz.
Esas colonias están ubicadas en el bosque de Chiquitana, en Bolivia, un enclave de biodiversidad y "zona de transición" entre el Amazonas tropical y los bosques secos de Chaco.
Aunque la empresa alimentaria sostiene que intenta tener "las cadenas de suministro alimentario más sostenibles del mundo", la nueva investigación sugiere que la compañía no está recabando información básica sobre los orígenes de su soja en Bolivia, sin lo cual la empresa no puede comprobar que todas sus compras están exentas de prácticas de deforestación.
Global Witness estima que desde 2017 solo cinco colonias han deforestado un total combinado de 21.192 hectáreas de tierra. Y agrega que el 0 % de la tierra de tres de cada cinco de las áreas de las que compra Cargill fue considerada adecuada para la agricultura intensiva.
El informe señala que el gigante estadounidense está abierto a obtener suministros de soja en el futuro de áreas remotas que pondrían en riesgo más de tres millones de hectáreas, según datos filtrados a la ONG.
Estos hallazgos surgen ante una mayor conciencia de la importancia de los bosques tropicales frente a la crisis climática y de biodiversidad.
"Nuestros descubrimientos plantean graves dudas sobre las afirmaciones que hace Cargill en cuanto a sostenibilidad, trazabilidad, sus operaciones en Bolivia y sus compromisos para lograr cadenas de suministro sin deforestación", lamenta en un comunicado Veronica Oakeshott, líder de la campaña de Bosques en Global Witness.
Según esta responsable, "parece que Cargill ni siquiera está tratando de identificar los orígenes de su soja".
También considera que la empresa "no debería engañar a quienes la financian" al afirmar que realiza "buenos progresos" hacia sus objetivos de sostenibilidad.
Las operaciones globales de Cargill han sido financiadas por instituciones financieras como Barclays, BNP Paribas, HSBC y Santander, pese a los compromisos de esas firmas de eliminar o reducir las prácticas de deforestación de sus carteras, dice el informe.
"Los bancos que proporcionan servicios financieros a Cargill, como Barclays, Santander y Bank of America deben comprender que al hacerlo, permiten que se produzca una masiva deforestación", apunta la experta.
Global Witness cree que son necesarias regulaciones en centros financieros globales como el Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) para evitar flujos de capital a compañías que no están dispuestas o no pueden evitar la deforestación mediante sus compras y cadenas de suministro.
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